En realidad, todo es humano, con sus grandezas y sus miserias, cuando se resaltan las primeras y se esconden las segundas, el producto resultante es controvertible. Aunque entiendo al ponente, en un acto del tipo al que fue llamado a exponer, no todo cabe. Aquí, sí.
Manuel Fermín Sosa Taño, cuyos logros e
incuestionables aciertos y buen hacer, él mismo se encarga de dar a conocer, en
su “Manifiesto de un alcalde” instaura una línea oficial que nadie se ha
atrevido a cuestionar a través del tiempo. Siendo esta cierta y ampliamente
defendible, también lo es el decir que, en su aspecto político, fue una flor
que prosperó en la dictadura y marchitó en la democracia.
Alcalde de la etapa del Directorio Civil
de la dictadura de Primo de Rivera, no desperdició ocasión de acariciar las
borlas del fajín del general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, II Marqués de
Estella, al que hizo Hijo Adoptivo de este pueblo, dio a una calle, antes
denominada “La Fuente” el nombre de “Trece de Septiembre”, fecha del golpe de
estado del general, entonó Te-Deum, le dedicó conciertos de música, patrióticos
discursos y adhesiones a “la causa”, tan masivas como la recepción de
quinientas damas de El Paso a la Unión Patriótica en 1928.
Las quinientas damas, los ciento
veinticinco comensales, todo a lo grande, pero falto de solidez, la máquina de
Manuel Fermín quebró y se desinfló al acabar la dictadura en 1930. Cuando tres
años después Manuel Fermín Sosa Taño se mide en las urnas frente a otros
oponentes políticos fue arrasado por los `Republicanos Palmeros´ con sus siete
concejales, superado por los `Radicales´ con sus tres concejales y solo dejó
por detrás a `Acción Popular´ con un concejal. El partido del señor Manuel
Fermín, `Derecha Republicana´, solo obtuvo dos actas, una de ellas la del señor
Sosa Taño, aspirante a Alcalde relegado a concejal en un grupo minoritario.
Que su pueblo le otorgó el nombre de la
plaza circundante de la iglesia nueva es una forma de decir que su nombre venía
dentro de un paquete de cambio de nombres de calles en relación a escrito del
gobierno civil de la provincia para barrer la nomenclatura republicana. Era el
7 de octubre 1936. Mandaba el gobierno civil cambiar la plaza de Fermín Galán
por el de Manuel F. Sosa Taño, como ex alcalde y líder de derechas, cambiar la
calle Ángel García Hernández restituyéndola por “13 de septiembre”, fecha del
golpe de Miguel Primo y dictaba otra serie de nombres de calles como
“Generalísimo Franco”, “comandante Castejón”, “General Mola”, “Héroes del
Alcázar” y “José Antonio Primo de Rivera”.
Resulta curioso de que el nombre de
“Héroes del Alcázar” estaba destinado a “la calle que va al cementerio
viejo”, que parece ser la misma que el 1º de julio de 1925, a propuesta del
concejal Juan Simón Fernández se designa con el de Fermín Sosa, en honor a
Fermín Sosa Pino, padre de Sosa Taño “en agradecimiento por gestiones para
la división parroquial”.
En los dos periodos en que ejerció la
alcaldía el señor Sosa Pino la prensa local lo vapuleo en varias ocasiones. “La
Defensa” el 3-11-85 le satirizó en un escrito de uno de sus adversarios
políticos, en el periódico “Aseró” el 11-7-1886, le acusan de desviar parte de
la Prestaciones personales para construir paredes desde los cimientos en fincas
de su propiedad. Y sigue la edición haciendo críticas de este alcalde. Todo
esto en el primer mandato de Sosa Pino.
En el segundo, la cosa es más pintoresca.
El periódico “El Germinal”, el 16-7-1907 publica una queja de “nuestro
colega” de El Eco de la Verdad de El Paso (un periódico de nuestro pueblo),
que al ser presentado el primer número de dicho periódico pasense al alcalde,
tal como previene la ley de imprenta, el alcalde Fermín Sosa montó en cólera
por no quererlo de manos de un empleado, sino que debía presentarse su
director. Ello le lleva a criticar al alcalde: ¿no comprende que irle a este
buen señor con periódicos, es algo así como echarles margaritas a los cerdos?