21.8.24

Reflexiones sobre un expediente de honores: sin acritud.

 

     Vamos a aprovechar el expediente de honores y distinciones que resuelve con un nombramiento de Hija Adoptiva a favor de doña Susana Rodríguez Alonso.

     Vamos a no entrar en el fondo de su merecimiento, se toma el expediente, no la persona distinguida, como un ejemplo de la falta de rigor y procedimiento con la que se actúa en el ayuntamiento.

     Dice la nota de prensa municipal “cabe recordar que, por unanimidad, el pasado 23 de julio, la Comisión Informativa de Servicios Sociales, Educación, Biblioteca, Participación Ciudadana y Sanidad emitió el nombramiento de Susana Rodríguez Alonso como Hija Adoptiva de El Paso”. Las comisiones informativas no emiten, no aprueban, dictaminan, proponen al Pleno, lo importante no es lo ocurrido el 23 de julio, sino en el pleno del 30 de ése mismo mes.

     Pero resulta que el 30 de julio fue llevado el asunto a un pleno ordinario. El Reglamento de Honores dice que debe ser aprobado en un pleno extraordinario, solo para el asunto en cuestión, y que se toma como parte ya del honor que se concede y de la importancia que se le da. No lo hicieron así.

     Dice el alcalde que Susana Rodríguez Alonso “es todo un símbolo del municipio”. Los símbolos municipales no forman parte de los honores, son cuestiones de la heráldica, los símbolos de identidad son, la bandera, el escudo, el himno…

     El juez instructor y secretario del expediente, nombrados por decreto, deben actuar con frialdad y rigor “El instructor del expediente ordenará la práctica de cuantas pruebas y actuaciones conduzcan a la precisión de los méritos del propuesto, haciendo constar las diligencias realizadas, tanto si favorecen como si perjudican la propuesta inicial”. Esto dista mucho de ser así.

     No hay practicas de pruebas ni actuaciones, cuando se distingue se hace al todo de una persona, no a una parte de su hacer. La practica totalidad de la gente del municipio ignora que la maestra distinguida estuvo cerca de ser concejal en los años sesenta y que salió en la prensa como un caso insólito de una mujer que estuvo a punto de entrar en la corporación municipal en los años del llamado “Movimiento Nacional

     “Con los nombramientos se premiarán méritos, cualidades y circunstancias singulares que concurran en los galardonados”. La instructora del expediente no enumera ni la más mínima singularidad que la haga diferente de tantos maestros y maestras que han dedicado sus integras vidas a la profesión que han abrazado.

     La corporación, por unanimidad, ha estimado que es merecedora. Sería interesante que digan por qué tantos esforzados docentes que en El Paso han sido y ejercido, no lo son.