Otras bajadas y otras formas de verlas.
Un programa de las fiestas del Pino, de
las fiestas trienales, es visto y leído por infinidad de lectores y,
dependiendo de cómo se aborden “las otras bajadas”, las de los años de la
guerra civil, la gente interpreta lo sucedido de una forma u otra.
Las “solemnes peregrinaciones
religiosas” con el propósito de “suplicar de la Divina providencia la pronta
terminación de la guerra que actualmente está sufriendo nuestra amada España y
se inicie una nueva era de paz y prosperidad” no es cierta, cuando esto no se
pedía por la paz, se pedía por la victoria y la aniquilación total del enemigo.
“Rogativas públicas auspiciadas por los curas
de Tazacorte, Los Llanos y El Paso (José García Pérez (1912 – 1958)”, tampoco
es verídico, se dieron en toda la España donde se implanto desde el inicio de
la sublevación las tesis de los sublevados. Veamos que dice la prensa sobre la
peregrinación del Cristo de La Laguna.
La
crónica del 2 de febrero de 1937 del periódico la Gaceta de Tenerife decía así “Ahora
ha vuelto a su altar el Santo Cristo de La Laguna. Pero esto no debe significar
que han terminado las rogativas. Estamos empeñados en una guerra cruenta que ha
de redimir a España, Y para vencer tenemos que hacer nuestra la divisa del gran
Constantino: "In hoc signo vinces"." que quiere decir con este
signo vencerás”.
El historiador Eduardo Montagut, Historia
Jueves, 21 Julio 2016, dice, “La Iglesia española bendijo el golpe y a un
bando, el que consideraba como uno de sus principios básicos la estrecha unión
entre la Iglesia y el Estado. La Iglesia cobró su apoyo después de la victoria
franquista, ya que sacó inmensos beneficios en lo económico, en lo educativo,
en lo político y en lo cultural. Los años posteriores fueron los de otra
cruzada, la recatolización del país”.
Dice el programa de fiestas que,
en el año 1939 “cumpliendo con un voto hecho al comenzar la Cruzada
Nacional por esta ciudad de El Paso, durante el mes de agosto de este año
de La Victoria, será llevada en solemne y triunfal procesión por acción de
gracias, hasta la iglesia de Ntra. Sra. de Bonanza…”
No venga a endulzar
la píldora, “acción de gracias por la terminación de la guerra”, no, por
la victoria, por el aplastamiento del enemigo.
Echamos mano de Eduardo Montagut otra vez: “El
concepto de cruzada es histórico y se refiere, como bien sabemos, a las guerras
o expediciones militares contra los musulmanes en la Edad Media, y en relación
con la Tierra Santa, aunque también se aplicó en los conflictos en la península
Ibérica entre cristianos y musulmanes, y en otros lugares de Europa. Pero el
término se ha ido haciendo más complejo porque se ha aplicado a expediciones,
guerras, o campañas que nada tienen que ver con este origen medieval. El
caso de la guerra civil española es uno muy evidente. La guerra civil sería una
cruzada no contra el islam, lógicamente, sino contra el marxismo, el
anarquismo, la masonería, los impíos, los liberales y demócratas, los tibios,
“los malos españoles” y los extranjeros que apoyaban la causa de la República.
Franco comenzó a usar la expresión de “cruzada nacional” muy pronto, a los
pocos días del golpe de julio de 1936. El precedente del uso del concepto de
cruzada estaría en José Antonio Primo de Rivera”.
“Procesiones acompañadas por millares de
fieles, entre los que destacaban las autoridades locales y fuerzas
militarizadas de los pueblos de la comarca”, dice el Programa de las
Fiestas 2024. Es decir, destacaban los más feroces represores (autoridades del momento y el Movimiento) y fuerzas
paramilitares de Falange y Acción Ciudadana (se fusionarían dos meses después
en Falange ET y de las JONS), eran los autores materiales e instigadores de no
se sabe cuántas muertes y una represión y humillación que continuaba.
Las procesiones no eran tales, eran el
cortejo de los asesinos, las rítmicas pisadas del desfile se efectuaban con el
mismo calzado que empujó los muertos a sus tumbas, que apretó sobre ellas la
tierra o la arena de la que rezumaba la sangre de los asesinados, el vaivén de
los estandartes sagrados tenía la mímica grotesca que emulaba la oscilación
pendular del zapato ortopédico del cojo de San Andrés, frente a la casa de sus
padres, al amanecer de la noche en que le mataron.
En ese mes de febrero de 1937, el cura de
El Paso, José García Pérez, intervino en un acto político en el teatro circo de
Marte en S/C de La Palma, “fogosa intervención llena de erudición y amor
patrio”, dijo la prensa del Movimiento, no de amor cristiano. El cura era
un fascista, en uno de sus mítines se le oyó decir “que menos se le puede
dar a un enemigo que, una bala, que no vale más que una perra”.