20.11.22

De cuando en el balcón del ayuntamiento ondeó la primera bandera canaria.

       “También en El Paso, guerra de las banderas”, titulaba el rotativo tinerfeño “El Día” de forma un tanto amarillista y extremadamente exagerada, echando mano de las auténticas guerras de las banderas que en ese mismo verano de 1983 se extendían por el País Vasco con epicentro en Rentería.


      Si cuarenta años después se le pregunta cómo llegó la bandera canaria al balcón del ayuntamiento de El Paso, no ya a un ciudadano despreocupado por la política local, sino, incluso, a simpatizantes, militantes o potenciales votantes de cualquiera de las formaciones políticas con implantación en el término municipal, lo más seguro es que piensen que de la mano de quienes más uso y abuso hacen de sus colores o por una orden de la superioridad.

     Pues nada más lejos de lo que sucedió. Superada la primera mitad del año 1983, inmediatamente después de las elecciones, en el ayuntamiento se continuaba con una sola bandera, la nacional, por supuesto, con el águila de San Juan.

      En realidad, no había transcurrido demasiado tiempo para efectuar cambios y adaptaciones, no estaban pasados demasiado de plazos, aunque se notaba que las prisas no eran muchas¹.

      Fue en la Sesión Extraordinaria del Pleno de El Paso, de fecha 19 de julio de 1983 cuando se debatió en el punto 27 de su Orden del Día una moción del Grupo Municipal Socialista referente a la llamada bandera Constitucional y a la bandera canaria. Se aprobó de forma unánime, se solventó lo referente a la bandera nacional, pero a mediados de agosto de 1983 cuando ya iban a dar comienzo las fiestas del Pino no había bandera canaria.

      Se alegaba que el problema era cosa de carpinteros y de un mástil para una bandera más, así que, ni corto, ni perezoso el concejal socialista Hernández Rodríguez compro, de su particular peculio, tela con los colores de la bandera canaria, se las arregló para que se la cosieran y confeccionaran debidamente y, cuando estuvo terminada, acompañado de un operario municipal, cogiendo por mástil un tubo de 2” de tubería galvanizada de los talleres municipales lo irguieron en una esquina del balcón de la Casa Consistorial e izaron la bandera.

      Esto desató la ira del único concejal de Coalición Popular (AP-PDP-UL) que esperó a la próxima sesión ordinaria en la que estaba presente el alcalde titular, Miguel Ángel Hernández, y la emprendió con él por permitir “una bandera canaria en un tubo de tubería amarrada con un alambre en el balcón de su ayuntamiento” aunque el problema radicaba más en la tela que en material de ferretería. Esta bronca discusión fue la que seguramente inspiró a la corresponsal de “El Día”.

 

(1)   Lo referente a la enseña nacional viene a recogerse en la Ley 33/1981, de 5 de octubre y, respecto a la bandera canaria, esa misma ley decía que “en las Comunidades Autónomas, cuyos Estatutos reconozcan una bandera propia, ésta se utilizará juntamente con la bandera de España en todos los edificios públicos civiles del ámbito territorial de aquélla, en los términos de lo dispuesto en el artículo sexto de la presente ley”.

(2)   Pero la bandera y el escudo de Canarias tienen carácter oficial desde 1982 a partir de la    aprobación de la Ley 10/1982 del Estatuto de Autonomía de Canarias.